lunes, 30 de abril de 2012

Los jóvenes de hoy...

Siempre hemos sido unos cabrones. Aunque   no por mucho tiempo. Dentro de unos años nos definiremos como serenos, reflexivos, templados, conformistas y obedientes. Al menos, por lo que decía Sócrates y hemos oído ya tantas veces de nuestras madres, padres, abuelos e integrantes en tertulias de sobremesa, eso parece. Cambiaremos drásticamente para convertirnos en mucho de lo que ahora rechazamos. Cambiaremos para que nada cambie, para secundar esta cantinela universal que parece haberse formado en las primeras culturas semi-civilizadas. Porque... ¿Eran civilizadas? ¿Somos civilizados hoy? ¿En serio?

"Rechazar tanto de lo que defendemos ahora, cambiar drásticamente". Sería una pena, será una pena. Lástima renunciar a la innovación, a la frescura, al talento, a la impaciencia, a la sensualidad, a la excitación, a los ideales, a los sueños locos, al humor, a la rebeldía, al inconformismo, al salir adelante... Qué triste en verdad observar a un joven y no sentirse identificado con él. Cuando se preguntan "¿en qué nos hemos convertido?" bastaría con preguntarse "¿en qué me he convertido?" e intentar cambiarlo. Solo así se lo solucionarían muchos problemas y podríamos avanzar.

Yo, mientras tanto, seguiré intentando vivir con mi inexperiencia y atrevimiento por bandera... hasta que mi cabeza o la sociedad me lo permita.
Espero no pensar nunca como tú, Sócrates.