"Rechazar tanto de lo que defendemos ahora, cambiar drásticamente". Sería una pena, será una pena. Lástima renunciar a la innovación, a la frescura, al talento, a la impaciencia, a la sensualidad, a la excitación, a los ideales, a los sueños locos, al humor, a la rebeldía, al inconformismo, al salir adelante... Qué triste en verdad observar a un joven y no sentirse identificado con él. Cuando se preguntan "¿en qué nos hemos convertido?" bastaría con preguntarse "¿en qué me he convertido?" e intentar cambiarlo. Solo así se lo solucionarían muchos problemas y podríamos avanzar.
Yo, mientras tanto, seguiré intentando vivir con mi inexperiencia y atrevimiento por bandera... hasta que mi cabeza o la sociedad me lo permita.
Espero no pensar nunca como tú, Sócrates.
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